La Eurocopa 2008 vio como Polonia se volvía a casa temprano, como ha ocurrido en otras ocasiones en los últimos años, o, peor aún, algunas veces no logra siquiera clasificar al máximo torneo continental o a los mundiales. Nadie tiene en cuenta a los polacos a la hora de citar candidatos en el presente.
Pero hubo un tiempo en que la selección polaca era poderosa y temida, capaz de jugar mano a mano con la mejor Alemania, de Franz Beckembauer (cayó apenas por 0-1 en semifinales del Mundial 1974), y de desplazar del tercer puesto al mismísimo Brasil de Roberto Rivelinho y Jairzinho (le ganó por 1-0 en el partido por el tercer puesto del mismo Mundial). Fueron los tiempos del gran portero Ian Tomaszewski, del exploxivo Grzegorz Lato, goleador de aquel primer Mundial de Alemania, de Zmuda, Szimanovsky, Gorgon, Maszcyk; todos ellos bajo la batuta de un jugador virtuoso y dueño de un panorama de cancha pocas veces visto, Kazimierz Deyna.
Nacido el 23 de octubre de 1947, en Starogard Gdanski, Polonia, el espigado volante de 1,80 mts de estatura era el eje alrededor del cual se movía un verdadero equipazo que no llegó a más porque tuvo la mala suerte de pertenecer a una época en la que Alemania era una máquina y Holanda una ‘Naranja Mecánica’. Sin embargo Deyna no pasó desapercibido y no se puede rememorar el Mundial de 1974 sin nombrar al # 12 de los polacos y a su equipo. El fue para Polonia lo que fue Cruyff para Holanda: el máximo jugador del mejor equipo de su historia.
Comenzó su carrera en el Wlokniarz Starogard Gdanski de su ciudad natal y debutó a los 16 años en la Selección Nacional juvenil, donde su desempeño hizo que los principales clubes polacos quisieran comprar su pase. En 1966 pasó al LKS Lodz, que pagó por su pase la cifra de 70.000 zlotys (moneda polaca); sin embargo una jugarreta contractual, ocasionada por un papel que había firmado con los representantes de otro club, el Arka Gdynia, le impidió debutar en la primera división.
Finalmente, en el otoño de ese año pudo jugar en un partido que fue debut y despedida, porque tuvo que fichar por el Legia Varsovia, el equipo del ejército polaco, debido a que había pasado a ser un recluta y así lo marcaba la ley de esa época. Con ese equipo ganaría los torneos nacionales de 1969 y 1970.
Nunca pudo salir del país en su mejor época, aunque no le faltaban ofertas de grandes clubes europeos como el Bayern Munich, Inter de Milan, AC Milan y Real Madrid, debido a que las leyes polacas no se lo permitían. Finalmente en 1978 logró pasar al Manchester City (el actual equipo de Nery Castillo) donde jugó 39 partidos durante tres temporadas, pero decidió abandonar Inglaterra porque no le gustaba el estilo de juego británico.
Cuando pensaba en volver a Polonia, en 1981, pero un inmigrante polaco en EEUU, llamado Ted Miodonski, facilitó el contacto con el San Diego Sockers, equipo en el que el astro culminó su carrera en 1987.
Dos años más tarde fallecería víctima de un accidente de tránsito, el 1ro de septiembre de 1989, a la corta edad de 41 años, el que ha sido, sin dudas, el mejor jugador polaco de todos los tiempos y uno de los mejores volantes creativos del fútbol mundial.
Jugó los mundiales de Alemania 1974, donde su equipo culminó en la tercera posición, y Argentina 1978, en el cual finalizaron en el 8vo. puesto. Pero su mejor momento fueron los Juegos Olímpicos de Munich 1972 donde Polonia obtuvo el oro y él se erigió como el goleador del torneo con 9 anotaciones. También fue importante la participación polaca, con su concurso, en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, obteniendo la medalla de plata.
Además de presencia, panorama y clase, Deyna fue un volante con alta capacidad goleadora, cerrando su participación en la Selección de Polonia con un total de 102 partidos en los que anotó 45 goles.
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