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La impresionante dinámica de acontecimientos en el fútbol hace que algunos personajes o hechos sean rápidamente puestos en una caja, etiquetada como 'ya fue'. La intención de esta página es mantener vigentes a esos hombres o sucesos que son capítulos de una historia.

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lunes, 29 de marzo de 2010

Artime

El apodo de ‘Artillero’ se lo ganó en Uruguay el que fuera uno de los goleadores más efectivos y menos vistosos de todos los tiempos, el argentino Luis Artime, nacido en Junin, Mendoza, el 2 de diciembre de 1938.
Fue goleador en una época y una región donde los grandes abundaban y, como no se iban a Europa en masa, era difícil lograr sobresalir. Sin embargo Luis logró llegar al modesto equipo capitalino de Atlanta, en Buenos Aires, en 1958, para ser parte de un equipo inolvidable en el que pronto pusieron sus ojos los equipos grandes de la Argentina.
Boca estaba interesado en él, pero River ganó la pulseada y se lo llevó. En los torneos de 1962 y 1963 se consagró goleador con los de la banda roja. Pasó en 1965 a Independiente, para formar una delantera avasallante con Bernao, Savoy, Yazalde y Tarabini, que es hasta hoy en día el equipo más efectivo del fútbol argentino, con el 86,67% de los puntos ganados. Artime, por supuesto, volvió a ser el goleador vistiendo la roja en el Nacional 1966 con 23 goles y en el Metropolitano 1967 con 11 conquistas.
En 1969 se fue al Palmeiras de Brasil, pero estuvo muy poco tiempo y volvió a hacer las valijas para llegar al que sería el club con el que conseguiría más trofeos: Nacional de Montevideo. Con sus goles, formando parte de un equipo de estrellas, Nacional se consagró campeón uruguayo en 1969, 1970 y 1971. Nuevamente fue el máximo goleador de los tres torneos, con 24, 21 y 16 goles. Pero además consiguió la Copa Libertadores de América de 1971, la Intercontinental del mismo año y la Interamericana de 1972.
En 1972 se fue al Fluminense de Brasil, pero volvió a Nacional en 1973, donde jugó hasta su retiro, un año más tarde. Fue ante Olimpia de Paraguay, por la Copa Libertadores de América, cuando jugó su último partido que recordaría simplemente así: ‘Llegó el domingo. Jugué, hice el gol de Nacional, agarré la camiseta, la tiré a la tribuna y adiós al fútbol profesional.’
Fue el máximo goleador de la historia de Nacional, con 158 goles en cinco temporadas.
Jugó para la selección argentina en el Mundial Londres 1966 y cumplió un total de 25 partidos en los que anotó 24 goles, con un promedio incomparable de 0,96 goles por partido.
Ademas de su capacidad y olfato goleadores, Luis Artime es siempre recordado por ser un hombre recto y directo, además de todo un caballero. No le ha temblado la pera para decir que en la Asociación del Fútbol Argentino había corrupción, señalando a su manera que ‘en la AFA habría que quemar hasta los muebles’.
En 1979 denunció el dopaje en el fútbol argentino y, aunque se ganó varios enemigos por eso, al año siguiente se implantó el control antidoping en la AFA. No vacila en opinar sobre ciertas conductas que se dan en el fútbol moderno: ‘Para mí está mal que los técnicos y los periodistas compren y vendan jugadores, o que los dirigentes se llenen de plata comprando y vendiendo jugadores’.
Luis Artime no fue vistoso, mucho menos espectacular, pero fue un práctico del fútbol que convirtió muchísimos goles y muy pocos golazos que ayudaron a todos los equipo que integró a lograr trofeos.

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